doctrinas

Primeramente, la doctrina engloba dos cosas: Enseñanza y creencia fundamental. Pero, en vez de hacer solamente una examinación más profundo de los puntos de la Declaración de Fe, el propósito de ésta sección es de ahondarnos en las doctrinas contenidas en pasajes de la Escritura y enseñar su aplicación. Êsta sección, también, tratará de doctrinas, examinandolas para ver si están de acuerdo con la Escritura o no. Al hacer eso, los artículos formará intersección con la Declaración de la Fe de vez en cuando. Después de todo, la Biblia es un libro, aunque fue escrito por varias autores sobre algunos 1500 años. (Solo es un libro porque tiene un solo Autor — El SEÑOR Dios.) Al ahondarse en las varias doctrinas, encontrará (si ya no sabe) que todo pasaje, interpretado apropiadamente, a la larga le traerá por toda la Escritura. Pues, toda doctrina apropiada es ligada a toda otra doctrina en la Escritura. Antes de continuar pues, hay dos pasajes de la Escritura que son esenciales para entender porque una doctrina es apropiada por las Escritura, y una otra no. Toda escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instituir en justicia, Para que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. (II Timoteo 3:16-17, Reina Valera Gomez 2004) Tenemos también la palabra de los profetas más firme, a la cual hacéis bien de estar atentos como a una candela que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca, y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones. Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de particular interpretación; porque la profecía no fue en los tiempos pasados traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados del Espíritu Santo. (II Pedro 1:19-21, Sagradas Escrituras 1569) Los dos pasajes arriba son sucintos: Toda Escritura, (no alguna Escritura) es dada por Dios, y no doctrina de la Escritura, no importa tan insignificante que aparece, es basada en un solo versículo o pasaje de la Escritura. Si todos seguirían estas dos admoniciones, prevendría muchas de las doctrinas falsas. Hay una cosa más para notar: Es imposible edificar doctrinas que son de la Escritura de fuentes que no son de acuerdo con ella. Si la doctrina no puede ser probada por la Escritura misma, no es una doctrina bíblica — no me importa cuan buena parece. Por fin, la Escritura trata, directamente o en principio, de cada situación posible que subiría en la vida de una persona. Por eso, los asuntos para discutir doctrinalmente son sin fin. Pues, debemos estar estudiando la Palabra de Dios siempre y prestar atención a nuestra doctrina. Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; sé diligente en esto, porque si así lo hicieres, a ti mismo te salvarás y a los que te oyen.(I Timoteo 4:16, Sagradas Escrituras 1569) En Cristo, Paul W. Davis

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