En II Samuel, capítulo 6, nos cuenta del acarreo del Arca de Dios a Jerusalén por David después de que se hizo rey y tomó Jerusalén y la hizo una ciudad mayor de Israel. Sin embargo, mientras que leemos la cuenta de este incidente, nos informa que terminó mal. En realidad, resultó en la muerte de Uza, uno de los hijos de Abinadab, el dueño de la casa donde estaba el Arca. En I Crónicos, capítulo 13, nos es dado la cuenta de este evento con más detalles.
Entonces David tomó consejo con los capitanes de los millares y de los cientos, y con cada líder. Y dijo David a todo la congregación de Israel: Si os parece bien y que es del SEÑOR nuestro Dios, enviaremos a todas partes a llamar nuestros hermanos que han quedado en toda la tierra de Israel, y también a los sacerdotes y levitas que están en sus ciudades y ejidos para que se junten con nosotros; y traigamos el arca de nuestro Dios a nosotros, porque en el tiempo de Saúl no hemos inquirido a ella. Y dijo toda la congregación que se hiciese así, porque la cosa parecía bien en los ojos de todo el pueblo. (I Crónicas 13:1-4, modificado)
Y llevaron el arca sobre un carro nuevo de la casa de Abinadab, y Uza y su hermano guiaban el carro. Y David y todo Israel hacían alegrías delante de Dios con todas sus fuerzas, con canciones, arpas, salterios, tamboriles, címbalos y trompetas. Y cuando llegaron a la era de Quidón, Uza extendió su mano al arca para sostenerlo, porque los bueyes tropezaron. Y el furor del SEÑOR se encendió contra Uza, y lo hirió, porque había extendido su mano al arca; y murió allí delante de Dios. (I Crónicas 13:7-10. modificado)
De los detalles dados, nos informa que todo Israel estaba de acuerdo en cuanto a cómo traerá el Arca a Jerusalén, y estaban tocando instrumentos con muchas canciones. Es confirmado también que el Arca fue puesto sobre un carro nuevo. Sin embargo, a pesar de la adoración y celebración de Israel, cuando tropezaron los bueyes en la era de Chidón, y Uza intentó agarrar el Arca para que no cayera, el SEÑOR Dios le mató cuando tocó el arca. Inmediatamente, toda celebración se paró y el Arca fue llevada a la casa de Obed-edom, un gitite, donde quedaba por tres meses. Y nos dice la Escritura que la casa de Obed-edom fue bendecida por todo el tiempo que el Arca quedó en ella.
¿Qué pasó? ¿En qué se equivocaron para que la ira del SEÑOR se incendiara contra David e Israel en tal manera que mató a Uza? ¿Era porque Uza simplemente tocó al Arca? O ¿fueron otros factores agravantes que sucedieron en camino? ¿Porqué no le agradecieron el Rey David a Dios, un hombre con el corazón conformado a Dios, y Israel que buscaba al SEÑOR Dios y pensaron obviamente que le agradecieran?
¿Y porqué nos importa? Después de todo, sucedió hace algunos tres mil años y es de la dispensación del Antiguo Testamento, y no pertenece a nosotros, ¿o sí nos pertenece?
Para encontrar la respuesta a todas las preguntas de arriba, particularmente el asunto de la aplicación a nosotros, solo tenemos que seguir un poco más en I Crónicas y prestar atención en lo que nos cuenta. En capítulo 15 de I Crónicas, encontramos que David empieza arreglar las cosas que faltaba en el primer intento de traer el Arca a Jerusalén.
En los siguientes pasajes, encontramos que David regresó a la ley Levítica para determinar que debía hacer para traer el Arca a Jerusalén. En hacer esto, David confiesa que era culpable de hacer la determinación de cómo debieran traer el Arca a Jerusalén. Esta vez, no es escogido un nuevo carro, sino el Arca de Dios fue llevada sobre los hombros de los Levíticos. Además, los sacerdotes y Levitas son dirigidos que se santifiquen antes de acercarse al Arca de Dios.
Hizo también casas para sí en la ciudad de David, y preparó un lugar para el arca de Dios, y le tendió una tienda. Entonces dijo David: El arca de Dios no debe ser traída sino por los levitas; porque a ellos ha elegido el SEÑOR para que lleven el arca de Dios, y le sirvan para siempre. (I Crónicas 15:1-2, modificado)
Y llamó también David a Sadoc y a Abiatar, sacerdotes, y a los levitas, Uriel, Asaías, Joel, Semaías, Eliel, y Aminadab; y les dijo: Vosotros que sois los principales de padres entre los levitas, santificaos a vosotros y a vuestros hermanos, para que pueden llevar el arca del SEÑOR Dios de Israel al lugar que le he preparado; pues por no haberlo hecho así vosotros la primera vez, el SEÑOR nuestro Dios hizo en nosotros rotura, por cuanto no le buscamos según su ordenanza. Así los sacerdotes y los levitas se santificaron para traer el arca del SEÑOR Dios de Israel. Y los hijos de los levitas trajeron el arca de Dios puesta sobre sus hombros en las barras, como lo había mandado Moisés conforme a la palabra del SEÑOR. (I Crónicas 15: 11-15, modificado)
Otra vez, el Rey David y todo Israel salieron para recoger el arca con cantadores y instrumentos y el arca de Dios fue llevada sobre los hombros de los Levitas. Esta vez, encontramos que la respuesta del SEÑOR Dios era diferente:
David pues y los ancianos de Israel, y los capitanes de los millares fueron a traer el arca del convenio del SEÑOR de casa de Obed-edom, con alegría. Y aconteció que cuando Dios les ayudó a los levita traer el Arca del convenio del SEÑOR, que ofrecieron siete bueyes y siete carneros. (I Crónicas 15:25-26, modificado)
Pues, ¿porqué fue diferente la respuesta del SEÑOR a David y a Israel? Y ¿cómo nos aplica?
La respuesta es asombrosamente sencilla: Obediencia.
Si queremos notar, no era la música ni las canciones que le agradecieron al SEÑOR. En realidad, cuando lo hicieron la primera vez que intentaron recoger el Arca, no detuvo el desagrado del SEÑOR con David ni con Israel. No era el hecho de que todo Israel apoyó el recogimiento del Arca a Jerusalén que causó la rotura en primer lugar. No, al SEÑOR Dios, es irrelevante si nuestra música y cantos son buenos o no, ni si todos están de acuerdo con nosotros o no, ni aun si estamos, por supuesto, buscando a Dios; lo que le importa a Dios es lo que Samuel dijo expresamente a Saúl cuando Saúl permitió desobediencia al mandamiento de Dios para destruir totalmente los amalecitas:
¿Por qué, pues, no has obedecido a la voz del SEÑOR? mas vuelto al despojo, has hecho lo malvado en los ojos del SEÑOR. Y Saúl respondió a Samuel, He obedecido la voz del SEÑOR, y fui a la jornada que el SEÑOR me envió, y he traído a Agag rey de Amalec, y he destruido por completo a los amalecitas. Mas el pueblo tomó del despojo ovejas y vacas, las mejores de las cosas que deberían ser destruidas, para sacrificarlas al SEÑOR tu Dios en Gilgal. Y Samuel dijo: ¿Tiene el SEÑOR tanto contentamiento con los holocaustos y sacrificios, como en obedecer a la voz del SEÑOR? He aquí, el obedecer es mejor que sacrificio; y el escuchar que el sebo de los carneros. Porque la rebelión es como el pecado de hechicería, y tozudez como iniquidad e idolatría. Y por cuanto tú desechaste la palabra del SEÑOR, él también te ha desechado para que no seas rey. (I Samuel 15:19-23, modificado)
Al SEÑOR Dios, la desobediencia, de cualquier forma y de cualquier grado, es rebelión. Lo que hizo atroz la trasgresión de Uza fue el hecho de que el Arca tuvieran que ser cargado en estilo de un rey, elevado sobre todo lo demás, y no era. Por poner el Arca en un carro, nuevo o no, trataron la representación mundial del trono de Dios como estiércol, o paja o madera o cualquiera otra cosa que comúnmente llevada en un carro. No trataron el Arca con la reverencia que debería, y eso desagradeció al SEÑOR Dios. Pues, cuando los bueyes tropezaron y Uza pensó que fue necesario guardarlo de caer y lo tocó, eso fue el insulto final ante el SEÑOR. Plenamente, la actitud del Rey David y todo Israel no era una de reverencia al SEÑOR y Sus cosas. Por tal actitud de irreverencia mató a Uza, finalizando todo intento de traer el Arca a Jerusalén. Es de notable que cuando se arreglaron esa actitud, y siguieron la ley, lo agradeció al SEÑOR, y Él les bendició.
Asi, ¿qué nos significa eso? Aparte de lección obvia que debemos seguir completamente lo que Dios nos manda, hay varias otras cosas especificas que pertenecen a nuestro cultura de particular que tenemos que notar.
Primero, en la mayoridad de los cultos de adoración hay mucha énfasis puesto en la música y su estilo. De verdad, he observado algunas señales de varias iglesias donde está escrito el nombre del pastor y debajo, no es el nombre del pastor adjunto/asistente, sino el nombre del director de música o dirigente de canciones. En muchas ocasiones esta posición no es nombrado el dirigente o director de música, mas está llamado el “líder de adoración”. Eso indica el nivel de importancia puesto en alguien que dirige las canciones. Realmente, por llamar la posición “líder de adoración”, dichas iglesias eleva a su música sobre la enseñanza y predicación de la palabra de Dios. Eso es un error grande como dice la palabra de Dios. Nota que declara el Salmo que Dios ha elevado Su nombre santo sobre todo:
Adoraré hacía tu templo santo, y alabaré tu nombre por tu amabilidad de amor y por tu verdad; porque has magnificado tu palabra sobre todo tu nombre. (Salmo 138:2, modificado)
En segundo lugar, a pesar de nuestros intentos, si no seguimos lo que Dios ha dicho que hagamos, de la manera que ha dicho que hagamos, Le desagradecemos y somos desobedientes a Su palabra. El Rey David y todo Israel tuvieron buen intento la primera vez que fueron para recoger el Arca, sin embargo, no le agradeció al SEÑOR Dios por la manera que escogieron hacerlo, y mató a Uza por consiguiente. La segunda vez, Israel hizo todo según el mandamiento y el SEÑOR y les bendijo. No puede ser más claro el hecho de que nuestros intento no son lo que agradece a Dios, sino nuestro obediencia.
Y por tercero, no importa cuantas personas están de acuerdo, eso no vale nada a Dios si estamos de acuerdo al contrario a la palabra de Dios. El SEÑOR Dios nos dio Su palabra y ella es la expresión claro de Su voluntad, y es claro que Él quiere que la sigamos. Aunque todo el mundo está de acuerdo para ir al contrario al SEÑOR Dios y Su palabra, eso no cambiará el SEÑOR ni una pizca. Aparece que nos olvidamos que Él ha hecho toda la creación en seis días por simplemente decir que existe. Con una palabra haría que la tierra y todo el cielo deja de existir, y con una palabra haría los cielo nuevos y la tierra nueva.
Y, por fin, si quiere la bendición del SEÑOR sobre los cultos de su iglesia, y sobre su vida personal, sé obediente a Su palabra escrita y clara. Simplemente, no hay razón buscar un carro nuevo cuando el SEÑOR ya ha proveído la manera para hacerlo.